sábado, 19 de febrero de 2011

Según pasan los años

Nos cuesta aceptarlo pero pasan.
Jaimito escuchaba a los payasos, preguntaba incansable porqué porqué porqué, nunca salía de casa sin el muñeco descolorido, probaba a comer en el sofá, se quería levantar a las seis de la mañana los domingos, cerraba el trato de portarse bien si nos quedábamos un rato más con las visitas y podía pasarse dos semanas seguidas cenando albóndigas caseras.
Jaimito ahora escucha rap, gruñe lo que parece una respuesta sólo si es preguntado por tercera vez, nunca sale de casa sin el móvil, prueba a fumar en el sofá, se quiere acostar a las seis de la mañana los domingos, cierra el trato de portarse bien si nos vamos enseguida en las visitas y puede pasarse dos semanas seguidas cenando quebab.
Jaimito es nuestro Jaimito pero también parece ser que es el clónico del hijo del vecino, del amigo, del primo de Murcia...
Jaimito nos exaspera y no tenemos la tregua diaria porque, alguien tenía que decirlo: verlo dormir, desde que le salió el bigote, ya no es lo mismo.
Los padres y las madres nos sentamos a charlar pero ahora no es "el mío ya camina", "pues el mío tiene un vocabulario extensísimo" "pues al mío lo paran por la calle para decirle lo guapo que es". Ahora es "el mío tiene unos amigos muy raros", "pues el mío se echa la colonia al entrar en casa y no al salir", "pues el mío tiene aún hojas pegadas en los libros del curso y estamos en febrero"...
Pobres padres de Jaimito. Amén.

(Imagen: berlich@gmail.com)

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