jueves, 5 de mayo de 2011

21 gramos


21 gramos pesa el alma, dicen los rumores. 21 gramos que, a veces, nos aplastan.
Cuando los hijos son desconocidos, cuando lo que dicen y lo que hacen los convierten en extraños, cuando lo único que podemos hacer es rezar aunque haga tiempo que hemos perdido la fe, los 21 gramos nos lastran y sentimos que el vacío nos llena.
Nadie mejor que una madre desconcertada para entender que nuestra pequeña alma de 21 gramos se pueda hacer insostenible.
Aquí estamos rezando sin Dios, rezando sin fe, rezando sin esperar respuesta. Rezando para que las aguas vuelvan a su cauce. Rezando para que los abrazos llenen de nuevo nuestra vida. Rezando por él y por nosotras. Rezando para salir del dolor y volver a la armonía.

(Imagen: Madre e hijo. Gustav Klimt)