jueves, 5 de mayo de 2011

21 gramos


21 gramos pesa el alma, dicen los rumores. 21 gramos que, a veces, nos aplastan.
Cuando los hijos son desconocidos, cuando lo que dicen y lo que hacen los convierten en extraños, cuando lo único que podemos hacer es rezar aunque haga tiempo que hemos perdido la fe, los 21 gramos nos lastran y sentimos que el vacío nos llena.
Nadie mejor que una madre desconcertada para entender que nuestra pequeña alma de 21 gramos se pueda hacer insostenible.
Aquí estamos rezando sin Dios, rezando sin fe, rezando sin esperar respuesta. Rezando para que las aguas vuelvan a su cauce. Rezando para que los abrazos llenen de nuevo nuestra vida. Rezando por él y por nosotras. Rezando para salir del dolor y volver a la armonía.

(Imagen: Madre e hijo. Gustav Klimt)

3 comentarios:

  1. Y..., rezando para que se cumpla el refranero y sea certero:
    "No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista"
    Resistiremos.

    ResponderEliminar
  2. Dice Emilio que te diga que se siente reflejado en tus palabras y que le ha calado ( a mi también).


    Besos

    ResponderEliminar
  3. Dile a Emilio que también puede participar directamente en el blog. Que no es sólo femenino, aunque lo parezca, y que el término "madres" incluye a los padres que sufren, con otro estilo, pero que sufren un rato.

    ResponderEliminar