viernes, 3 de junio de 2011

Fan del Coyote

Tengo muchos defectos. Unos son evidentes para los demás y otros están ocultos y sólo a mí me molestan. Unos son fruto de mi educación y otros de mi experiencia. Unos propios de la época en la que vivimos y otros se arrastran por el mundo desde hace siglos. Unos están dominados y otros me dominan.

Todos ellos pueden dividirse también entre los que rechazo y pongo en mi lista de corrección -elaborada cada primero de enero- y los que acepto porque me hacen ser quien soy.

En este último grupo está la querencia por los fracasados, por los perdedores, por aquellos a quienes todo le sale mal -con culpa o sin ella-. Me despiertan la ternura, por muy cafres que sean, aquellos que tropiezan una y otra vez con la misma piedra, los que se meten en líos, los que se ponen una meta que nunca alcanzarán, los malos de la película que no despiertan aplausos. Es un defecto: lo sé. Está mal visto justificar lo injustificable y defender a quien cae, sobre todo si es por su culpa. Pero no puedo evitarlo. Cuando todo el mundo aplaude al bueno yo siento que no todo se lo ha merecido.

Por todo lo expuesto, y sabiendo que no tengo razón, soy fan del Coyote, de los equipos de fútbol que juegan contra el Barça, de los partidos que nunca gobernarán, de los alumnos que suspenden, del gato Silvestre, de la URSS, de los indios en películas de los 40 y de los vaqueros en películas de los 90, del gato Jinks, de Salieri, de Madame Bovary, del Superagente 86, de los ladrones en los juegos infantiles, de las Divinas, del feo y el malo, de los cátaros, de Moctezuma, de los hermanos Dalton... y así hasta el infinito pues la vida está llena de fracasados.
(Imagen: fotosguapas.net)

No hay comentarios:

Publicar un comentario