"Acaba ya que el agua y el gas no los regalan."
"O acabas ya o te lo arranco (el cable de la play, malpensados)."
"¿Te has dejado la luz de la habitacióbn encendida por algo?"
"La ropa que hay en el suelo, ¿es para tirar?"
"Ya te darás cuenta cuando tengas hijos."
"Mientra estés en esta casa, harás lo que toque."
"Ni dieciocho, ni dieciocha."
"¿Qué pasa, que no tienes casa?"
"Te he dicho millones de veces que no andes descalzo."
"Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo."
"Me duele la boca de decírtelo."
"No dejéis migas que no tenemos pollos."
"¿Tú te crees que el dinero se cría en los árboles?"
"A cualquier cosa le llaman estudiar."
Y suma y sigue. No recuerdo más porque a medida que ellos entran en la adolescencia yo envejezco a marchas forzadas.
(Imagen: hwblackrose.blogspot.com)
Y... aquello de "cuando seas padre comerás huevos" que tanto molestaba cuando te lo decían a ti y que nunca llegaste a entender.
ResponderEliminarPues ahora sí lo entiendo y no creas que lo digo en femenino (por aquello de la igualdad de género), no. Lo digo como lo escuché. En masculino que es como más contundente.
He acabado por pensar que el proceso de envejecimiento empieza cuando se empiezan a recuperar y repetir refranes y frases hechas de nuestros mayores sin saber cómo ni por qué...
ResponderEliminarDesde luego yo me descubro diciendo cosas que creí que nunca diría.
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