lunes, 4 de julio de 2011

Sabiendo que jamás me he equivocado en nada, sino en las cosas que yo más quería

Tiene Luis Rosales un precioso poema titulado "Autobiografía". Un poema que yo no conocía hasta que un amigo, que coordina la revista del instituto, lo publicó en ella para conocimiento de sabios e ignorantes.

Del poema unos versos me golpearon en el pecho y son los que titulan esta entrada: "...sabiendo que jamás me he equivocada en nada, sino en las cosas que yo más quería."

Haciendo la salvedad de que yo me he equivocado en muchas cosas, cierto es que se tiene tendencia a equivocarse en aquello que más se quiere.

Porque el querer nubla el entendimiento. Hace perder la perspectiva. Impacienta, exige, desespera. El querer nos hace vacilar ante lo que el sentido común vería claro. El querer convierte en una estrella al ser querido y se pretende que brille como ninguna, que no tenga parpadeos, que no la tape una nube, que no la empañe una lágrima.

Si esto es cierto en general, más cierto es en el amor de madres a hijos. Ahí perdemos pie. Equivocarnos es el sino y el destino. Vacilar, dudar, no escarmentar en cabeza ajena, despreciar la experiencia, sentirnos desdichadas, hablar y querer recuperar las palabras, callar y querer haber dicho, luchar contra el tiempo, no ver lo evidente, ver lo que no existe...

En lo que yo más quería, en donde nunca habría una de equivocarse.

(Imagen: sobrevivire.blogspirit.com)

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